Como dijes consecutivos de una larguísima cadena, la vida nos atraviesa desde Eva hasta otro río infinito de tiempos y memorias. Porque no más que eso es el alma, un fluir del que apenas podemos torcer el curso.
Tal vez el cuento de la libertad es mentira y todo nos viene elegido de antemano con un yo que apenas recuerda haber diseñado las líneas con cuyas manos tocará al mundo.
“La cicatriz de tu cara como primer signo de rebeldía,
estrenando el mundo en caída rasante:
una gaviota con las alas abiertas besándote la mejilla”.
A mi, Dios, me dio los ojos para ver...
estrenando el mundo en caída rasante:
una gaviota con las alas abiertas besándote la mejilla”.
A mi, Dios, me dio los ojos para ver...