Si hoy hiciéramos
el amor
sería un
acto lento
como sube la
marea en un mar calmo
como se
evapora la espuma
en un vaso
de cerveza.
Podría
dejarme caer entre tus manos
y te pediría
después
que me beses
los ojos y el resto de la piel
como si te
estuvieses despidiendo,
como si en
ese acto
algo de los
dos muriese para siempre.
Si hoy hiciéramos
el amor
verías golondrinas
en mi vientre
y me pedirías
seguirle el rastro con tu boca,
abrazarías
la ausencia de mi,
apretarías
tus dedos en mi espalda,
apoyarías
suavemente tus muslos en mis muslos
en los que
crecerían hortigas, acantilados, lluvia...
Y detrás de
la última contracción
podría dejarme
llevar hasta tu orilla
como un
naúfrago guiado por un faro.
No temas,
no temas a
ninguna de las mujeres que me habitan.