domingo, 28 de diciembre de 2014

Como dijes consecutivos de una larguísima cadena, la vida nos atraviesa desde Eva hasta otro río infinito de tiempos y memorias. Porque no más que eso es el alma, un fluir del que apenas podemos torcer el curso. 
Tal vez el cuento de la libertad es mentira y todo nos viene elegido de antemano con un yo que apenas recuerda haber diseñado las líneas con cuyas manos tocará al mundo. 

viernes, 26 de diciembre de 2014

Él es paz, él es puente, él es molde, la mirada firme, los valores intactos. Él ve mejor que nadie. Su corazón da la talla. El sostiene mejor que nadie. Sus manos son fuertes. Ahí adonde está, existo.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Vi esta imagen de Gabi Rubi y me quedé escribiendo:


Amo la lluvia, los faros, las miradas tristes,
los diamantes dibujados…
No puedo alardear mucho porque ...
cuando me detengo, amo casi todo.
Y lo siento y lo sufro y lo vivo y lo palpo.
Que por eso me voy y escribo
y transito lunas con cielos amarillos,
pensamientos fugaces, sin destino.
Amo el mar, las líneas de las manos de todas
las personas, los lunares, las sonrisas,
el olor al café.
Hablo poco, casi nunca puedo definir lo que siento,
ni separar lo que intuyo de lo que sé.
Amo el sol, cada una de las casas que he hecho
mías, amo mis libros, mis tesoros.
La intensidad me trae de este lado del mundo
pero solo me quedo cuando en ella se mezclan
seguridad y locura, sin una de las dos la otra
no me alcanza. Casi nunca me doy por vencida
y este es mi defecto.
Amo el olor de la tierra mojada,
las invitaciones de Jose, los mensajes de Laura
la vida de Dharma, los besos de Dharma,
las palabras de Dharma, el corazón de Dharma.
Amo mi trabajo y amo mis hobbies y
tengo tres carreras alternativas para estudiar
que no llegaré a estudiar nunca.
Amo dormir y no duermo casi nada.
Y a pesar de todo algunos días estoy tan triste…
virtud de radar, soy de esa gente que se pone triste porque si.
Amo la música, amo los músicos que amo,
amo la gente generosa y firme.
Amo a mis padres aunque haya pasado tantos
años sin haberlos comprendido.
Sólo nací para ser yo y me encontré recién el año pasado,
a dos cuadras del mar en Montevideo
y tres meses después en un sanatorio en Rosario.
Y aún me pierdo, porque crezco, me convenzo,
porque cambio.
Amo la ciencia, la magia,
la conciencia, la literatura,
amo a la gente que se abre en diez minutos
me basta que haya sido sólo conmigo,
me da igual sino.
Amo a Dios.
Trato de luchar cada día menos con todas
las cosas porque todas las cosas,
lentamente, se van reconciliando en mi.
Amo mis arranques de furia cuando llega el
momento de la furia, que viene después de
los excesos de paciencia, de los excesos de si
que eran no, que eso no me gusta.
Amo lo constante y amo lo impredecible
y amo a la gente que entiende el modo exacto
en que esas dos variables se combinan
cuidando al otro, cuidándose.
Entro rapidísimo pero salgo lento
de todas las cosas, de todas los nombres,
de todos los sueños.
Me despido mal casi siempre pero el que ve
el que mira, lee lo que escribo y comprende.
Rezo bajito.