viernes, 24 de julio de 2015


Ella es mi casa, mi primer espejo, la certeza por fin de no ser la última de una especie en extinción. Ella es patria, fuerza, barro, agua calentita para mojarse los pies, ropa de lana. Ella es el fin de los acertijos, magia hecha mujer. Tan difícil de describir, salvo por lo que produce en los demás. Tan inmensa, que como los diamantes divide los rayos de luz.  Cuando la ven, a ellos mismos se ven, pero tampoco lo saben.  
Las poquisimas veces en que mis dos yo coinciden en fascinación y admiración en una misma persona.
Uno mismo es incapaz de escoger la magia, de alcanzarla. Quedarse quieto, seguir la intuición en sus ráfagas diminutas, dar un paso si el corazón llama, sentir el vacío en todas partes aún cuando el vacío parece instalarse exclusivamente bajo los pies. A lo sumo eso. Y luego no se sabe. A veces la magia llega. Cuando quiere llega. Si tiene que llegar, si está escrita en algún renglón de un volumen infinito.

miércoles, 15 de julio de 2015

87

En el 32, Ellington grabó Baby when you ain't there, uno de sus temas menos alabados y al que el fiel Barry Ulanov no dedica mención especial. Con voz curiosamente seca canta Cootie Williams los versos:
I get the blues down North,
The blues down South,
Blues anywhere,
I get the blues down East,
Blues down West,
Blues anywhere.
I get the blues very well
O my baby when you ain't there ain't there
ain't there-
   ¿Por qué, a ciertas horas, es tan necesario decir: "Amé esto?" Amé unos blues, una imagen en la calle, un pobre río seco del norte. Dar testimonio, luchar contra la nada que nos barrerá. Así quedan todavía en el aire del alma esas pequeñas cosas, un gorrioncito que fue de Lesbia, unos blues que ocupan en el recuerdo el sitio menudo de los perfumes, las estampas y los pisapapeles.