Tal vez sea cierto que voy aprendiendo la paciencia y que
ese libro que busqué por años y hoy está en mis manos, he de leerlo despacito.
La hazaña de un tesón que no hube tenido nunca, las razones
de una búsqueda cuya causa primera había olvidado, el sentido cuyo fin último se me había escapado de las manos como una agüita cualquiera: EL ÁGUILA BICÉFALA.
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