jueves, 10 de julio de 2014

Ella llevaba mares en los ojos, llenos de tesoros, llenos de naufragios. Gota a gota. 
Vuelto al revés el reloj de arena, ella llevaba cielos en los ojos. Aire en aire.
Pero mar y cielo eran para los demás su propio espejo. Al mirarla, sin saberlo, se veían.

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