Me has dejado el alma expuesta,
hendido el surco como tierra labrada a mano,
congelado el aire en un suspiro.
Te llamaré con todos los nombres de la carne,
te recorreré en círculos con la lengua y el olvido.
Tú eres un rey prendido en llamas,
yo seré tu harén, tu reina, tu esclava,
la niña a la que cuidas mientras te besa
de principio a fin.
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