lunes, 17 de septiembre de 2012

Y morirme contigo si te matas...


¿Podrás ser par de mi alma, de los detalles donde se pierde mi ser buscando a ciegas un espacio de luz en los días oscuros?
A veces me asalta la tristeza tan ferozmente… la cara de un niño mendigando en la calle, otra guerra o la misma, el infierno que es el mundo cuando uno anda desprevenido y sin máscaras, la chica sola en el cine, el perro vagabundo que me lame los pies… Entonces las horas pasan lentas y me vuelvo solitaria, distante, silenciosa. No sé a dónde voy pero estoy segura que me voy y es incierto si en dos horas o dos días o dos meses, encontraré el camino de regreso.
Esos días te posarás en mi mirada y no podrás alcanzarla. Y si me preguntás puede sonar tonto que te diga que los ojos de un viejito cruzando la calle o que un pájaro lastimado… sonará tonto. Yo no podré decirte que a veces cosas tan minúsculas o tan mayúsculas me inyectan todo el dolor del mundo, en la sangre. Entonces si preguntás, responderé que no pasa nada o te miraré seriamente un instante, quizás hasta enojada… rehusaré los abrazos, me mostraré apurada. ¿Podrás ser par de mi alma entonces? ¿Podrás quedarte allí sin desconfiar de esta confesión que sólo soy capaz de hacer escribiendo? ¿Podrás decirme que todo irá bien, que no sabés cómo ni cuándo pero que todo irá bien – aunque no lo sepas-? ¿Te quedarás tocándome el pelo cuando esté a punto de llegar el día y yo con lágrimas en los ojos, busque como una loca soluciones esterilizadas de dolor?

¿Podrás ser par de mi alma, de mi olfato de sabueso, de mi mirada infinita que puede encontrar en un solo acto, en uno solo, el sentido del universo?
A veces una flor abriéndose, una sincronía entre los pasos del señor de por allá y la chica de este lado, entre la canción que tarareo y empieza a sonar dos minutos después en la radio, un hecho que observo por primera vez y recuerdo haber soñado, entonces ya no sé si es un hecho que observo por segunda vez o es, en verdad el hecho mismo, un sueño repetido. Quiero decir, cuando pasan estas cosas… cuando decido entre los trescientos sesenta y cinco días del año ir a visitar a un amigo que vive lejos y me lleva a un bar porque coincide con el cumpleaños de otro amigo y a las dos de la mañana en el bar me siento al lado de una chica que termina siendo mi espejo, mi otro yo pero porteño… entonces ahí está todo: llave y cerradura, puerta abierta al paraíso. 
El sentido se devela de lo que no pasa por mis manos, cuánto alivio que haya fichas que no pasan por mis manos, que simplemente aparecen en el tablero y suelen ser la mejor partida que haya jugado jamás, la partida exquisita, la bisagra. 
Entonces… ¿podrás ser par de mi alma cuando empiezo a entrever un orden en las galerías hexagonales, un sentido mucho más fuerte y mucho más hondo, que el sentido trivial y desgastado de todo lo que mata el tiempo, de todo lo que se extingue para nunca más volver?

¿Podrás ser par de mi alma los días neutros? ¿Los días sin sobresaltos, de obligaciones, de dormir en la misma cama, de sabernos los gestos de memoria?
A veces soy todas las mujeres en una pero algunos días soy repetitivamente la misma mujer, con las mismas preguntas, con las mismas astucias, con la misma manía de escribir y leer de noche hasta altas horas. La misma mujer con el mismo atuendo, 30 ml del mismo perfume diseminados en horas completamente iguales,  con su flequillo, la ropa de trabajo, los atajos a los que me lleva la música por breves instantes de eternidad. La misma niña dormida entre el abrir de ojos y la cena, la misma niña esperando una oleada de magia y de polvo de estrellas para recordar lo que es volar, para ver el mundo desde arriba y salir de los lugares seguros, de la cíclica frecuencia de la alteridad. 
Días en los que hay que romper de la rutina con un esfuerzo sobrehumano, inventarse un viaje, una escapada real o ficticia a otras tierras más fecundas, a tierras con mar; días en que puede salvarnos una ropa interior  provocativa que sirva para redescubrirnos antes, después o durante el desayuno.
¿Podrás hacerme el amor los días neutros con una nostalgia apesadumbrada? ¿Podrás hacerme el amor de memoria sin perder el aliento y sin olvidar las otras mujeres que he sido o que seré después, cuando apagues la luz y abras las ventanas?  ¿Podrás ser par de mi alma los días que corren inexorablemente iguales?

¿Podré ser par de tu alma? ¿Podré yo conocer tus rincones, las puertas vedadas, las florecientes madreselvas, los perros salvajes que te habitan? ¿Tendrás ciclos y fases y búsquedas de libertad con huidas premeditadas y búsqueda de refugio debajo de mi falda? ¿Podré ser par de tu alma cuando hables, cuando sonrías, cuando te llueva hacia adentro la vida, las cosas, los miedos… cuando te vuelvas feroz y me busques a mordidas y me causen miedo y placer tus colmillos, la sed y el hambre de tu ánima; cuando estés feliz porque sí y extiendas la felicidad como un aroma penetrante propagado en el aire?  ¿Podré ser par de tu alma en el anacronismo, en la rebeldía, en la vanguardia, en la austeridad, en el ocaso?

¿Podremos ser par? Quiero decir... ¿querremos ser par, sabremos "nosotros" buscar la manera? Y entonces, "morirme contigo si te matas…”.

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