Me he quedado como la chica de tu historia
retrasando las llaves en la cerradura,
en ese breve instante de tu voz…
Alrededor el mundo se había desvanecido
y yo sola con mi timidez y tú enfrente,
soltando las pocas palabras que pude pronunciar
permaneciendo en tu mirada sin sombra,
amaneciendo.
¿Me llamarás algún día,
templarás mi frío,
ocuparás el asiento que está a mi lado
tendrán sentido todos los fracasos cuando te escuche respirar?
Invítame a cenar en la azotea,
haré desvanecer el ovillo, como Ariadna, con la esperanza
de que te tomés de él, leas "entrar en ti" y
sientas que esa, puede ser, nuestra salida.
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