lunes, 5 de septiembre de 2011

Las dos llamas


Se puede ser así: dos. No, no digo que tiene que ser. Ya sé que no sucede casi nunca. A pesar del esfuerzo no sucede. Siempre hay un poco de polvo en los almohadones y entonces uno frunce la nariz y mira hacia otro lado. O no hay polvo y se miran entre sí pero pasa esa cosa de los vidrios. Sí, los vidrios que se ponen ahí, en el medio. Porque esos vidrios están, se nota por el frío.

Pero quiero decir que algunos pueden. No he visto a muchos. Es cierto. Pero un par de pares existen. Y apenas uno los ve, los envidia. Pero sanamente che, no vayas a creer que soy capaz de ser el vidrio. Cuando los ves te pasa eso de la esperanza. Parece que es verdad que no se pierde. Así dice el dicho. Yo pensé que la había perdido, mirá...

No te imaginas cómo se les nota. No sé dónde se les nota, eso no te lo puedo decir. Pero te juro que si los ves también lo notarías. Y te pondrías contento como yo. Entonces mi conclusión es que si ellos pueden, yo también puedo. Vos pensarías lo mismo. Ya sé que a veces me pica la nariz, son los almohadones. Por eso me doy vuelta. Y al vidrio nunca lo ví. Pude tocar y hacer el amor y todas esas cosas, como Dios manda y no había ningún vidrio. No me arrepiento, eh. No tengo de qué quejarme. Además hay ratos donde casi. Uno se acostumbra. Pero si me decís que se puede. Bah! Vos decís porque los viste. El problema es el fuego. No me preguntes que tiene que ver el fuego con esto. Deberías darte cuenta ya. Eso de que una cosa es verlo y otra, quemarse. Espero que me vayas agarrando la metáfora. Porque yo no te veo muy acompañado que digamos. Quiero decir que siempre hay alguien pero sabes muy bien de qué te hablo.

Tampoco tengo la más mínima idea. Tal vez el problema es ese. Puede pasar caminando por al lado y uno con los ojos cerrados frunciendo la nariz por el polvo. A veces pienso eso del vidrio también, viste. Es raro. Ya cumplí los 30. O está muy lejos y tiene que venir de quién sabe dónde o es que el vidrio no se mete en el medio. El vidrio es uno. Tendríamos que saberlo che. Sobre todo hoy que vi a esos dos. Tal vez no seas vos, ni yo. Tal vez el vidrio lo tenía el otro, entonces tampoco…

Dejame nomás con esta alegría. Mañana seguimos hablando. Que por más que le saquemos punta… Por el fuego entendés. Vámonos a dormir rápido. Quién te dice que en una de esas, antes de lo que cante un gallo, vos y yo nos quemamos.

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