martes, 25 de octubre de 2011

Los globos rojos

¿Dónde estás amor? ¿No entiendes que a veces me desanimo, que este camino es tan solitario... y mientras tú decides qué hacer o te preguntas si será oportuno o no te preguntas nada y vives tu vida, yo estoy aquí esperándote? ¿Hasta cuándo quieres que te busque? Tienes que saber que para encontrarnos debes buscarme también tú a mí. ¿Sabes acaso cuántos kilómetros hube de recorrer peregrinando?

De tantas vueltas este suelo ha quedado lleno de piedritas; las miguitas de pan han desaparecido con el viento o se han hinchado con la lluvia o las han comido los pájaros, salvo aquellas dos o tres que se han llevado las hormigas, despacito. También puedo perderme buscándote. ¿Vendrás a rescatarme si me pierdo? ¿O tendré que encontrar sola la salida?

¿Aún puedes volar?... Tendrás que volar para encontrarme ¿entiendes? si me pierdo o si no me pierdo pero quieres acercarte - no es lo mismo que hablar de volar, no es lo mismo que subir a un avión, no es lo mismo que escribir una canción o estar en un aeropuerto a la hora de una despedida-. Si algún día quieres venir, necesitarás volar. ¿Tienes suficiente polvo de hadas?

Perdona este desatino, perdona esta persistencia en verte las alas. Porque tal vez el desatino no sea este tesón sino el error de perdernos todos los globos rojos y todas las margaritas del mundo.

No hay comentarios: