martes, 3 de enero de 2012

Run Forrest

Un día, no hace mucho tiempo o sí, depende de lo que cada uno quiera creer que es el tiempo y sus límites, las distancias que marca el ayer y el ahora. Entonces un día... que aún no ha ocurrido o que ya ocurrió o que está ocurriendo en este momento, un día, me enamoré de un Asperger.

Es como enamorarse de Forrest Gump y correr tras él una larga, larguísima carrera. El síndrome de Asperger es un derivado del autismo, que se caracteriza por un coeficiente intelectual alto,  por limitadas capacidades de interacción social, lenguaje no verbal inexistente o estereotipado, lenguaje verbal pedante, formal, enclavado en tópicos repetitivos y nula capacidad de empatía.

Nadie de su entorno sabe el diagnóstico, creen a lo sumo que es egocéntrico, excéntrico, extraño y desubicado. Ni él sabe el diagnóstico, alcanza a definirse como un nerd.  Pero es un nerd que ha logrado hacer amigos que no son de su misma especie y padecen los goces y los males de su amistad con verdad al cien por cien.

Yo lo he padecido igual, a veces me da risa. Y él sabe que no puede padecerme a mí, que no me entiende. La ironía, la imaginación, la metáfora, los sentimientos que me afloran como agua o como fuego se le escapan de la percepción. Más allá de lo tangible, de las matemáticas, de la constancia rítmica con la que entra en la música, más allá de eso, no ve nada, nada siente. Come lo imprescindible para respirar, calculo también que respira lo imprescindible para vivir. Pero a veces escribe relatos cortos y uno no puede creer que esas palabras nazcan de él.

Cuando leí sus relatos por primera vez lloré, cuando se lo conté no entendió qué le decia. Y a diferencia de esas veces en que me pregunta qué me pasa y me pide después de escuchar media hora que se lo diga en una oración, esa vez no me preguntó nada. - "No entiendo lo que me decis, pero no me expliques porque no te entiendo, sólo quiero que sepas eso". Y es clarísimo. Cuando una dice risueñamente a alguien que ha marcado los días de extrañarlo en una pared y señala  una pared que está en blanco y la otra persona voltea a mirar un par de veces a la pared y pregunta luego a dónde y una vuelve a decir, que es en una pared que está detrás de esa pared y esa persona se levanta y golpea la pared para ver si detrás hay otra... entonces una comprende de una vez y para siempre que cuando él dice no entiendo,literalmente no entiende aunque pueda leer obras de Borges, de Isamov, aunque pueda escribir como Dolina.

Y esa ingenuidad de los sentidos y esa ausencia de emoción es mágica. Porque detrás hay también una genuina ausencia de maldad, de daño, pura inconciencia del impacto de los propios errores en los demás. Hay una realidad clara y palpable de aquel que no miente un céntimo cuando  se define a sí mismo como un extraño.

Entonces le queda el cuerpo, inconexo, desarticulado, la mirada casi vacía pero esa necesidad tan viva de que le pase algo, de no caer.

De este lado estoy yo, su opuesto. Incapaz como he sido de observar las cosas concretas que el me vino a enseñar. Inobservables para mí, el día sin la noche, la noche sin el día, las apariencias, lo que está ahí. Siempre más allá, siempre con la mirada tan lejos o  tan cerca que la perisferia se consume en ella y desaparece.

Así nos encontramos, maestro y aprendiz, aprendiz y maestro. - Pahhh, la subjetividad no existe - y yo intento explicarle que lo que no existe es la objetividad.. De tanto discutirlo en saco roto, hemos llegado a una conclusión - yo no puedo pensar como vos y seguramente tampoco quiero pero te respeto así - le dije. - Capaz que es eso que me decís que somos re distintos porque de todas las personas que no entiendo vos sos la que entiendo menos- dijo él.

No es posible Forrest, correr tras tuyo la vida entera. Y yo también soy Forrest a mi manera. Por eso me he despedido ya o me despediré mañana y tal vez con un poco de suerte entre núcleos y subjetividades no recordemos nunca, ninguno de los dos,  habermos conocido. Aunque si en algo coincidimos es que ni vos ni yo somos Amigos del Olvido y que en ese lugar estrecho en que se mezclan la verdad y la locura pudimos los dos alguna vez juntarnos a jugar.

Tal vez tengas razón: "las historias de los falsos alquimistas son las únicas que pueden existir y el curso de alquimia teórica contiene fórmulas indemostrables. Salvo la objeción reivindicativa de que los guitarristas y  los poetas enamorados no necesitan a cambio una certeza. "La materia prima de estos audaces emprendedores no es plomo -como parecería a simple vista- sino esperanza".  

Y en eso también nos parecemos, vos y yo, no perdemos las esperanzas en ser mejores, aunque no lo logremos nunca. 

Gracias

4 comentarios:

Joaquín Pérez Azaústre dijo...

Fernanda!! Besazo y Feliz 2012!!

Unknown dijo...

Joaquín:

¡Qué alegría encontrarte por aquí! Besazo para vos y el mismo 2012 a pleno.

Carlos dijo...

Emocionante lo que dices y como lo dices....
Comentas que te hacen llorar sus escritos, como no enamorarse de alguien que te hace llorar, que te hace sentir, que te hace vivir. Que pena que esa linea que separa lo cierto de lo imposible sea tn tan fina e indefinida

Unknown dijo...

Carlos,

Es verdad lo que decís, sus escritos son emocionantes. Y de hecho esta persona tiene esas cualidades de algunos genios, hace cosas increíbles. De hecho me ha inspirado uno de los capítulos del libro que estoy escribiendo.
Yo estoy segura que cada persona con la que nos cruzamos es mágica a su manera.
Incluso aquellas con la que me cruzo por aquí.

Besos para vos y feliz 2012!