Crees que
el sabor a miel del sueño ha sido mentira,
sin embargo
amanece y yo no he cerrado los ojos
por pensar
en ti
o escribirte,
por inventar unencantaserpientes
con un trocito
de tu vida sumergida en mis dedos.
Si sigo así,
hasta creerás que soy valiente
y entonces
sí,
que te habrás equivocado,
el primer error esgrimido para mí.
Pero ven,
te presto una cadena, átame
promete lo
imposible, deja caer un verso
cuando empiece
a diluirme
pero mírame
a los ojos
que los espacios vacíos habrán de llamarme para huir.
En el amor
siempre me
han faltado cojones
y este
verso es otro atajo.
Aunque te confieso
que de todo
lo que temo,
no hay
temor más grande
a que me
quites tú
la ropa.
(Una mujer muerta de miedo es una ecuación indescifrable
no sólo para un hombre, también para esa misma mujer).
No hay comentarios:
Publicar un comentario