viernes, 8 de octubre de 2010



Principito, donde quiera que estés,
he mirado a las estrellas buscándote…
A veces me asalta la melancolía
de no escuchar tu risa, tus preguntas
y entonces los días son largos;
otras veces, pienso que falta poquito
para que vengas y me pongo mi mejor vestido
por si llegases sin avisar.
Principito, donde quiera que estés
agudiza tus sentidos y
huéle despacito mi perfume,
adorna tus muñecas,
saca al cordero de su caja,
derrama un poco de vino en tu frente,
duérmete con mis palabras
como si yo las recitara
entre roldanas de pozos de agua.
Estoy donde siempre,
con las tres espinas que tengo
para defenderme de los leones.

Si mi aroma te llegase Principito…
Discúlpame por todo y ven.
Si tienes miedo,
te daré mi perfume día y noche
hasta sanarte.

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