lunes, 31 de mayo de 2010

like Jack Shepard (hasta la quinta temporada)

Como en toda serie de aventuras que se respete, en Lost no podía faltar un líder natural, un personaje lúcido capaz de convencer y guiar a su gente hacia un objetivo común. En este caso, a salir de la isla. Desde el primer episodio de la serie, el doctor Jack Shepard (Matthew Fox) llamó la atención por su nobleza y su capacidad de afrontar la tragedia con envidiables nervios de acero.

Los más de 40 sobrevivientes del accidente del vuelo 815 de Oceanic encontraron en Jack a un médico de lujo que los alivie de las heridas que les dejó la caída de la aeronave y también a un líder que -en el inicio de la serie- los ayude a mantenerse vivos en la misteriosa isla y -posteriormente- los guíe a abandonarla cueste lo que cueste.

A pesar de la imagen de adalid inmutable, el doctor Shepard dista mucho de ser un héroe perfecto (si acaso existe una figura como esta). En la primera temporada de la serie, sus principios éticos entran en entredicho rápidamente y poco a poco se descubre en él a un hombre con un pasado conflictivo, marcado por los desencuentros con su padre, un fracaso matrimonial y una obsesión enfermiza por remediarlo todo.

En la isla, Jack es tan capaz de hacer lo imposible por salvarle la vida al alguacil Edward Mars, al generoso Boone, al plácido Charlie y hasta al despreciable Ben; como de permitir la tortura de Sawyer, llevar a cabo más de un enfrentamiento a punta de pistolas y fusiles contra “Los otros” y embarcarse en una aventura sin retorno con consecuencias impredecibles para todos (en el final de la quinta temporada).

Fuera de ella no ha logrado proyectar su éxito como neurocirujano de prestigio hacia su dimensión personal. Así como no supo sostener su matrimonio, tampoco halló la forma de sobrellevar un divorcio que lo enloquece por completo, llevándolo incluso a enfrentarse físicamente con su propio padre, un hombre al que amaba y despreciaba en igual proporción.

Conforme avanza la serie, Lost nos presenta a un personaje empecinado en volver a casa por los medios que sean necesarios y la desilusión del amor no correspondido le hace negociar su libertad con “Los otros”. Sufre el remordimiento por abandonar a los que dejó atrás mientras la inseguridad se apodera de él y le impide rehacer su vida, cayendo nuevamente en la miseria del alcohol y la depresión.

Detrás de ese médico meticuloso y sacrificado se esconde una persona obsesiva, propensa a la violencia cuando se enfurece y con algunos episodios depresivos. Pero la ambigua personalidad del doctor Shepard para nada lo desmerece. Sus padecimientos -acaso inmerecidos- humanizan al héroe que -dadas las misteriosas y conflictivas circunstancias de la serie- necesariamente tiene que ser imperfecto. (Ronny Isla)

de http://blogs.elcomercio.pe/dimensionlost/2009/08/los-fantasmas-y-demonios-de-ja.html

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