Quedaste absorta
atrapada y sola en ese capullo de dolor
ahora vos, mariposa, y tus alas rotas;
dormida para siempre de la desesperación
de toda esencia que te continúa
tan a la deriva
que ni el destino quiere hacerse cargo ahora.
Capullo ceniciento
del que un príncipe de viento a besar se rehusa.
Sólo un fuego oscuro
te busca lentamente
para eclipsarte al fin con tu derrota
(porque ya sos suya).
Araña suelta, mariposa atada
No hay comentarios:
Publicar un comentario