Puedo escribir pretextos,
adioses a esta tempestad
que me abrasa furiosa,
con sus lunares secretos.
Excusas de noche de septiembre
con el frío cálido de tu asomo,
que me roza con su humedad,
con sus pobres espinas.
Reinaugurando, otra vez,
la misma soledad
viva y cansada de su ritual armónico;
conciente de su última saciedad,
de este ajado amor
del que brotaron como alas,
todos los sabores de la sangre,
que derraman,
todas las heridas.
1 comentario:
Hermosa poesía.
El amor y la soledad, dos que cuando se juntan duelen hasta la médula.
Saludos
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