lunes, 16 de julio de 2012

Re-edición: Las Dos Llamas

Se puede ser así: dos. No, no digo que tiene que ser. Ya sé que no sucede casi nunca. A pesar del esfuerzo no sucede. Siempre hay un poco de polvo en la almohada y entonces alguno frunce la nariz y mira hacia otro lado. O no hay polvo y se miran entre sí pero pasa esa cosa de los vidrios. Sí, los vidrios que se ponen ahí, en el medio. Porque esos vidrios están aunque no se vean, se nota por el frío. La distancia de piernas y brazos enroscados en vano cuando terminan de hacer el amor, no miente.

Pero quiero decir que algunos pueden. No he visto a muchos, es cierto. Pero un par de pares existen. Y apenas uno los ve, los envidia. Pero sanamente che, no vayas a creer que soy capaz de ser el vidrio. Cuando los ves te pasa esa cosa de la esperanza. Parece que es verdad que no se pierde. Así dice el dicho. Yo pensé que la había perdido, mirá… No te imaginás cómo se les nota. No sé dónde se les nota, eso no te lo puedo decir. Pero te juro que si los ves también lo notarías. Y te pondrías contento como yo.Entonces mi conclusión es que si ellos pueden, yo también puedo. Vos pensarías lo mismo. Ya sé que a veces me pica la nariz, por las almohadas… Y al vidrio nunca lo ví. Pude tocar, oler, sentir y todas esas cosas como Dios manda y no había ningún vidrio. No me arrepiento, eh! No tengo de qué quejarme. Además hubo momentos en los que casi… Uno se acostumbra. Pero si me decís que se puede. Bah, vos decís porque los viste. Pero el problema es el fuego. No me preguntes qué tiene que ver el fuego con esto. Deberías darte cuenta ya. Eso de que una cosa es verlo y otra, quemarse. Espero que me vayas agarrando la metáfora si querés convencerme. Porque yo sé que siempre hay alguien pero entendés muy bien lo que te digo.

Tampoco tengo la más mínima idea de cómo, dónde o cuándo. O de si hay algo que podamos hacer o es que no depende de uno nada, nunca. Tal vez el problema es ese que uno ni sabe y pasa caminando por al lado mientras fruncimos la nariz por el polvo. A veces pienso eso del vidrio también, viste. Es raro. Hace tanto… O está muy lejos y tiene que venir de quién sabe dónde o es que el vidrio no se mete en el medio. El vidrio es uno. Tendríamos que saberlo, sobre todo hoy que vi a esos dos. Tal vez nunca fuimos ni vos ni yo y el vidrio lo tenía el otro… aunque el frío se siente igual.

Dejame nomás con esta alegría. Mañana seguimos hablando que por más que le demos vueltas… Por el fuego, ¿entendés? Vámonos a dormir rápido, quién te dice que en una de esas vos y yo nos quemamos.

No hay comentarios: