miércoles, 9 de marzo de 2011

Las preguntas son permanentes, las respuestas cambian.
Así de imperfecto es el ser humano. Transmuta, revive, vuelve a doler y a soñar y a despertar una mañana cualquiera o una noche. Mata, besa, olvida.
¿Quien soy?
¿Qué es el Universo?
¿Qué es Dios?
¿Quienes me acompañan?
¿Cuál es el sentido de la vida? ¿Camino en esa dirección o en dirección contraria?
¿Qué es el amor? ¿Qué es la luz?
¿Cuál es la verdad unívoca?
¿Existe la muerte?

Prefiero este manojo de preguntas que una vida hecha de desgastadas rutinas.

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