Tú que traes en los dedos una varita de amnesia,
que me embriagas los ojos con tanta simpleza,
que me buscas la piel sumergiendo la boca,
y que ignoras el aire que devuelven tus besos.
Tú que eres mal actor para actuar el amor
y tienes una sola emoción para tantos sentidos,
que te despides y ya… pero resulta al final,
que de tanto irte no te has ido.
Y me invitas otra vez, y te confieso una tristeza…
y me abrazas del revés, y te presto mi tibieza…
Tú que eres real en mis horas vacías,
que volverás a buscar las llaves de tu casa
que jugarás al silencio y yo con una sonrisa
de comenzar otra vez el abracadabra…
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