lunes, 9 de marzo de 2009

Al Maestro


No miente lo que canta
ni canta lo que inventa,
nunca suenan sus DO sin Mi.
Ni se contradicen sus falsetes
con su septembrina silueta,
ni su lengua, que se cuece en baba.
Cuando Jimena o la Cibeles
lo han dejado en la desidia
con whisky, cigarrillos y oscuras golondrinas
tararea su puñal.

Y va tejiendo así,
bajo la rueca, la trenza perfecta
de ser a sí mismo tan fiel.
Y cuando su sombra le reprocha al espejo,
a una sombra de mujer,
le hace seña su entrecejo.
Maestro aliviándome del luto
de su voz ronca y su poesía,
de seguir viendo tras el telón
al galán de alcanfor:
Joaquín Sabina.

2 comentarios:

Rodolfo Serrano dijo...

Oye, qué retrato tan exacto.

El mago Rizzuto dijo...

"Tararea su puñal". Muy buena imagen. Saludos desde la próxima Rosario.